Ediciones B, 2.013
Premios: ninguno.
Precio: 21 €
Adquisición: regalo
"Como era la primera vez que navegaba, Deirdre observó llena de emoción que el barco zarpaba y se dirigía a alta mar mientras la orilla de Jamaica se iba haciendo más diminuta hasta desaparecer en el horizonte. Victor la había rodeado con el brazo para consolarla, pero para Deirdre era más fuerte el ansia de aventura que la pena por la despedida. Pasó el día en cubierta y celebró la presencia de los delfines que acompañaban la embarcación".
La autora
Ya presenté a esta autora, la alemana Sarah Lark, en las reseñas de 'En el país de la nube blanca', 'La canción de los maoríes' y 'La isla de las mil fuentes'.
Sinopsis
Isla de Jamaica, 1.753. Deirdre, la hija de la inglesa Nora Fortnam y del esclavo Akwasi, lleva una vida protegida en la plantación de su madre y de su padre adoptivo. Pese a los orígenes poco claros de la joven, los muchachos de la isla beben los vientos por ella. Deirdre, sin embargo, no siente el menor interés por ninguno de ellos hasta que el joven médico Victor Dufresne pide su mano. Tras una espléndida ceremonia nupcial, la pareja de recién casados zarpa hacia Saint-Domingue, en La Española. Los sucesos que allí acontecerán transformarán sus vidas por completo…
Mi crítica
No voy a tratar de edulcorar la verdad: la primera parte de esta bilogía me gustó, aunque con ciertos peros, tal y como expuse en la reseña. Reconozco que por ello me dio un poco de pereza comenzar la segunda parte, aunque se trata de un libro que tenía pendiente de leer desde las pasadas Navidades y ya iba siendo hora de que le llegara su turno.
Los protagonistas de 'La isla de las mil fuentes', Nora y Doug, pasan el testigo a Deirdre y Jefe, hermanastros. A decir verdad, en esta entrega comencé a notar cierto desgaste en lo que a protagonistas del universo Sarah Lark se refiere, ya que todas están cortadas por el mismo patrón: guapas, jóvenes, ricas (salvo Gwyneira de 'En el país de la nube blanca'), a las que les encanta montar a caballo. Parece que Sarah Lark es incapaz de romper el molde y crear personalidades diferentes, con gustos distintos. Lo único que Deirdre no tiene en común con el resto del elenco de protagonistas de las novelas de la autora alemana es su color de piel.
Considero, sin embargo, un acierto por parte de la autora introducir un personaje que no estaba presente en la primera entrega y que, sin embargo, da mucho juego en la segunda, sobre todo al principio: se trata de Bonnie. La subtrama que protagoniza casi me gusta más que la de Deirdre y Victor, sobre todo porque es bastante similar a las presentes en otras novelas del género hasta que sucede un cambio que la hace diferente.
El estilo narrativo de Sarah Lark continúa siendo fluido, se lee con facilidad. En la primera mitad de la novela, pensé que 'Las olas del destino' era mejor que 'La isla de las mil fuentes', aunque luego cambié de opinión. Ambas tienen en común que no son predecibles en el transcurrir de sus tramas principales, salvo en ciertos pasajes clave, algo que en parte agradecí.
Algunos de los personajes tienen fisuras “morales” en sus caracteres o defectos, cosa que les humaniza. Supongo que el ejemplo más claro lo encontramos en Deirdre y en Jefe. Por cierto, con la protagonista femenina no consigo simpatizar del todo: creo que Sarah Lark ha hecho un buen trabajo retratando a una niña mimada que siempre consiguió lo que quiso sin luchar y que no valora lo que posee.
En las páginas centrales, la acción decae un poco: considero que 'Las olas del destino' necesita acción constante para que la lectura no se vuelva densa. Cuando uno atraviesa pasajes más calmados, se nota que algo no va del todo bien: esa al menos fue mi percepción. Sin embargo, también es cierto que en ocasiones Sarah Lark introduce escenas que se exceden en lo dramático, aunque dudo que a estas alturas a algún lector le sorprenda este hecho.
Bajo mi punto de vista, Sarah Lark debería haberse implicado un poco más en la trama, haber cuidado los detalles y a sus personajes, pues da la sensación de que no termina de rematar las puntadas que unen la trama, de que hay partes por pulir. Tal vez tenga que ver la traducción en todo esto, pues hay escenas que chirrían un poco por el modo en que están descritas (sobre todo, por la elección de las palabras en la ambientación y en los diálogos), pues no resultan del todo creíbles.
Considero, asimismo, que al personaje de Macandal podría habérsele sacado mucho más partido. Su evolución a lo largo de la novela no me ha terminado de convencer, me ha parecido antinatural. Por lo visto, está inspirado en una figura real, un personaje que se convirtió en leyenda.
A punto de llegar el final, me chocó un poco que Doug, pero sobre todo Nora, recuperaran el protagonismo que tuvieron en 'La isla de las mil fuentes', casi arrebatándoselo a su hija en su propia novela. Eso deja a Dierdre en segundo plano en el punto más crucial de la novela. Es como si la propia Sarah Lark supiera que la figura central de 'Las olas del destino' no fuera lo suficientemente buena y cediera el testigo a Nora, un personaje en mi opinión más elaborado y más conseguido. Por eso, el final adquiere un tono extraño, aunque me ha gustado en su conjunto.
Conclusión
Hay una nueva novela de la autora ambientada otra vez en Nueva Zelanda. Seré sincera y diré que a estas alturas me da un poco de pereza comenzar otra nueva saga de Sarah Lark, teniendo en cuenta además que me falta por leer la última de la trilogía que comenzó con 'En el país de la nube blanca'. No sé si me ha saturado esta autora por leer tantos libros suyos en tan poco tiempo o si me he vuelto más exigente a medida que leía sus historias.
Recomiendo leer 'Las olas del destino' a aquellos que ya hayan leído la primera entrega de la bilogía del Caribe o a los que se hayan sentido atraidos por esta novela tras haber leído la reseña. Si no, considero que no es necesario acercarse a esta lectura habiendo novelas mejores.
Valoración: 7/10
¿Recomendada?: Sí.