Suma de Letras, 2.016
Premios: ninguno.
Precio: 19,90 €
Adquisición: préstamo.
La autora
Sharon Guskin se graduó en Yale University y en la Columbia University School of Arts. Además de esta novela ha escrito guiones y ha producido documentales. Comenzó a investigar sobre las ideas que ha vertido en este libro a partir de su experiencia trabajando en un campo de refugiados en Tailandia y, posteriormente, como voluntaria en un orfanato tras el nacimiento de su primer hijo. Vive en Brooklyn con su familia y su primera novela publicada es 'El otro hijo'.
Sinopsis
Janie sabe que con su hijo Noah nada es fácil. Por las noches sufre pesadillas tan espantosas que incluso ella se asusta. Hasta que un día Janie recibe la llamada del colegio para que vaya a recogerlo de inmediato. Y la vida se para. Para el psiquiatra Jerome Anderson la vida tal y como la conocía también se ha detenido. Ha dedicado su vida a buscar algo más allá de lo que todos pueden ver o percibir. Y con Noah cree que lo ha encontrado. Muy pronto, Noah, Janie y Jerome llamarán a la puerta de una mujer a la que ninguno de ellos conoce y, cuando esa puerta se abra, todas sus preguntas encontrarán respuesta.
Mi crítica
Me llamó la atención la sinopsis de esta novela y por eso quise hacerme con ella. No pasó mucho tiempo hasta que decidí leerla: es algo distinto a lo que suelo escoger y me apetecía salir de mi zona de confort. Una pena que el tiro saliera por la culata. Mi experiencia lectora podría resumirse con la siguiente frase: buen punto de partida, mal desarrollo.
Desafortunadamente, no soy la única que piensa así, según he podido averiguar por internet. Ya desde un primer momento los personajes no me han resultado cercanos sino todo lo contrario, además de poco creíbles. Ni Noah, ni su madre, ni el doctor Anderson; ninguno de los tres ha logrado captar mi atención más allá de las primeras páginas. Noah es demasiado mimado y consentido, a mi juicio no tiene nada de especial a pesar de que la autora nos lo quiere vender así. Janie es transigente hasta decir basta. El doctor Anderson es un intento de personaje trabajado que se queda en eso, en intento.
La autora no consigue, bajo mi punto de vista, sacar partido de la idea que la sinopsis parece prometer. El modo en que se desarrolla la obra se me antojó plano y poco atractivo incluso teniendo en cuenta que el tema de la reencarnación o vidas pasadas a mi juicio es muy llamativo: resulta difícil imaginar un libro que trate este asunto de un modo tedioso y aburrido. De hecho, considero que puede dar mucho juego con pocos recursos, pero ni siquiera por esas Sharon Guskin realiza un ejercicio pasable.
El estilo narrativo utilizado es sencillo, quizá demasiado. Tampoco ayuda el poco desarrollo psicológico que les dedica a los personajes principales. Por contrario, la jerga médica y las explicaciones pseudo-científicas en las que se apoya para explicar las teorías en las que se basa el fenómeno de vidas pasadas son demasiado abundantes, y opino que no ayudan en nada a la novela.
De hecho, al principio resultan llamativos los párrafos dedicados a explicar distintas evidencias documentadas en torno al tema, supuestos casos reales. Personas que afirmaban acordarse de acontecimientos que de ningún modo podrían haber vivido. Sin embargo, a medida que se suceden a lo largo de la obra resultan reiterativos, ya que todos los casos son en esencia lo mismo. Niños que recuerdan hechos que no han vivido, personas a las que no han conocido, y que sin embargo existen.
El ritmo me ha resultado lento y no sabría decir si a consecuencia de todo lo anteriormente mencionado o a que la novela es lenta de por sí. Los diálogos no son nada del otro mundo tampoco, y considero que si este punto se hubiera cuidado más, la obra en general se habría visto menos perjudicada. El estilo narrativo es expositivo, con pocas descripciones si obviamos la parte científica que se supone sustenta la trama.
La autora se carga el poco misterio que puede envolver la trama, no es capaz de mantenerlo, mucho menos de aumentarlo. Esta falta de mimo por los interrogantes que suscita la acción hace que sea difícil tener ganas de continuar leyendo. Todo se desarrolla de un modo tan lineal que resulta descorazonador. Hay pasajes que da la sensación de estar ahí porque sí, como si fueran mero relleno. Sharon Guskin trata de sostener la trama con mucho esfuerzo pero de manera poco cohesionada.
El final me ha parecido bastante peliculero, poco o nada creíble en muchos sentidos. 'El otro hijo' termina siendo demasiado largo para la poca historia que encierra. Estaba deseando terminarlo de modo que este final me ha parecido perfecto porque era lo que estaba deseando que llegara, y no por su calidad o contenido.
Conclusión
Si he terminado 'El otro hijo' ha sido únicamente para poder redactar la reseña, y no lo recomiendo bajo ninguna circunstancia o excepción. No voy a volver a leer algo de Sharon Guskin en un futuro a menos que tenga evidencias de que ha mejorado en la mayoría de aspectos que conforma una novela de ficción.
Opino que 'El otro hijo' no destaca por nada salvo por su mediocridad y quizá esté siendo demasiado dura en mi juicio, pero considero una estafa el hecho de que se parta de una premisa llamativa para que luego todo quede en nada casi desde el principio. Al menos, cuando sucede en el cine, si el espectador sale de la sala antes de los quince primeros minutos se le devuelve el dinero de la entrada. Pero no, esto no pasa en el mundo de los libros.
Valoración: 4/10
¿Recomendada?: No.
Pues esta vez no coincidimos. A mi me gustó, me enganchó la premisa y no me resultó para nada lento.
ResponderEliminarUn beso ;)
A mi igual me gusto, este libro, sera qué el tema de la reencarnación es muy interesante para mi.
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