domingo, 4 de diciembre de 2016

La lista de Schindler, Thomas Keneally






Punto de Lectura, 2.002 (primera edición 1.982)
Adaptación cimematográfica de Steven Spielberg en 1.993
Premios: 
Precio: 9,95 €
Adquisición: librería de segunda mano.







El autor

Thomas Michael Keneally es un autor nacido en Sídney, en 1.935. Es mundialmente famoso por escribir 'El arca de Schindler', que fue adaptada al cine en la película de Steven Spielberg, 'La lista de Schindler'. La mayor parte de la obra novelística de Thomas Keneally son reinterpretaciones de material histórico en las que moderniza su psicología y estilo. Esta estilo es especialmente claro en 'El arca de Schindler' y en su biografía de Abraham Lincoln, donde mediante diálogos ficticios recrea situaciones históricas. También ha escrito guiones, memorias y libros de no ficción.

Sinopsis

Oskar Schindler, un hombre de enorme astucia y talento para las relaciones públicas, diseña un ambicioso plan para ganarse la simpatía de los nazis más poderosos. Alemania acaba de invadir Polonia y, gracias a sus influencias, consigue la propiedad de una fábrica de Cracovia. A partir de ese momento, comienza una transformación personal que le lleva a convertirse en una persona totalmente distinta. 

Mi crítica

Conseguí hacerme con un viejo ejemplar de 'La lista de Schindler' (o 'El arca de Schindler', como reza su título original) a un precio bastante económico. Me apetecía mucho leer la obra tras haber visto la magnífica película dirigida por Steven Spielberg: tuve que hacerme con ella. Pese a las críticas que algunos se empeñaron en objetar (llegué a escuchar que para ponerse serio como el tema de la película así exigía, el aclamado director tuvo que recurrir al blanco y negro), a mí me pareció una película genial.

No sólo están basados en hechos reales tanto la película como la novela, sino que en mi opinión es una historia que a todas luces merece ser contada independientemente del soporte que uno desee utilizar para hacerlo. No se debe permitir que caiga en el olvido: todos deberíamos conocer quién fue Schindler y qué hizo. Da una lección de humanidad, arroja un halo de esperanza a la raza entera y demuestra que no todos los alemanes eran malos entre 1.939 y 1.945, que había buenas personas que estaban dispuestas a jugárselo todo, a perderlo todo por salvar a unos cuantos. 

Es un maravilloso ejemplo de lo que todos deberíamos querer llegar a ser. Todos los niños deberían decir: yo de mayor quiero ser como Oskar Schindler . Creo que todas las personas venimos al mundo por alguna razón, y estoy convencida que Oskar Schindler tenía una misión que cumplir; ¿era una especie de ángel, acaso?, ¿un enviado?, ¿un salvador? No. Según la novela, que de modo muy poético lo explica, se trataba de uno de los treinta y seis hombres justos, uno de los gentiles que, según la doctrina judía, envía Dios en medio de la destrucción para ajustar la balanza. Pero vamos al meollo de la cuestión: la novela.

Schindler es un empresario de éxito que aprovecha las circunstancias ventajosas de los años previos a la guerra para ubicar en Polonia su fábrica, contratando a obreros judíos porque resultan mucho más baratos. Oskar se hace rico, pero detesta el régimen nazi para el que suministra sus productos. No entiende ese odio hacia los judíos, y poco a poco se convence de que debe ayudarlos. El punto de inflexión se produce en una de las evacuaciones del ghetto de Cracovia: es testigo del horror, y decide hacer todo lo que esté en su mano por salvar al mayor número de personas posible, aunque se arruine en el proceso. Por eso, figurar en la lista de Schindler significaba estar a salvo, librarse de las garras del Holocausto.

Prestando atención únicamente a la forma y no al fondo, hay algunos puntos a destacar. Bajo mi punto de vista sin ningún poso de duda afirmo que Thomas Keneally es buen escritor, pero no es un buen novelista. Dudo que sea casualidad el hecho de que no haya apenas noticia de él antes de esta novela y no hayamos sabido nada del autor tras ella. He de reconocer que estuve a punto de abandonar la lectura muy pronto, pero un amigo lector que la había leído previamente me animó a continuarla, asegurándome que merecía la pena y que no me arrepentiría. 

Tras continuar, seguí pensando que Thomas Keneally me pareció "poco perro para tanto hueso", y es una pena. Esto lo digo desde un punto de vista muy personal, pero válido al fin y al cabo: esta novela es demasiado no-ficción para mi gusto. Sinceramente, hubiera disfrutado el triple de este libro si hubiera encontrado más recursos propios del género novelístico: un estilo narrativo más pulido y cuidado, con un intento deliberado por embellecer el lenguaje, más hondura en la psique de los personajes secundarios… 

Toda la novela transmite una frialdad y una distancia que sobrecoge a veces. Creo que en este caso sólo había dos posturas posibles desde el punto de vista del autor: o bien se alejaba para contar los hechos (reales, porque no pasa ninguna página sin que el autor se encargue de que el lector no olvide que se trata de hechos que sucedieron, y no hace tanto tiempo). O bien por el contrario se acercaba hasta crear una atmósfera claustrofóbica que hubiera convertido 'La lista de Schindler' en un dramón épico. Cuestión de gustos. 

Bajo mi punto de vista el autor es frío en cuanto al estilo, en cuanto a la narración, en cuanto al vocabulario, que está repleto de palabros técnicos y de términos que no están traducidos del alemán. El lenguaje es demasiado puntilloso y está demasiado detallado. Cuando se tiene una historia así, personalmente pienso que los tecnicismos están de más, que la trama tiene ya de por si mucho peso, y que incluir tantos detalles puede acabar por saturar al lector. Salvo por algunos detalles, tenía la impresión de que estaba leyendo un libro de historia. Le sobran, lo menos, cien páginas, y tarda una eternidad en llegar al meollo de la cuestión. 

Es casi un milagro que, tras todo esto que he expuesto anteriormente la novela todavía tuviera enganche, que me resultara aún interesante lo que me estaba contando y quisiera avanzar más. Es una paradoja extraña, porque a pesar de que conocía la historia y el desenlace había algo extraño que me impulsaba a seguir leyendo. Uno de los detalles que me ha gustado de esta novela ha sido que el autor ha sabido plasmar con bastante precisión lo que supongo sería el carácter y la personalidad de Schindler.

Nos deja claro prácticamente desde el principio que el protagonista no era un ángel ni mucho menos; es decir, no está idealizado (como podría haber sido): Schindler engaña a su mujer, bebe con mucha frecuencia y lleva años evitando a su padre enfermo y moribundo por una pelea que tuvieron dos décadas atrás. Las primeras sesenta o setenta páginas del libro están dedicadas a ponernos en antecedentes, en relatarnos su infancia y su adolescencia, para que podamos conocer al personaje desde el principio. 

No sé si será cosa del autor o es que realmente fue así, pero de la lectura de esta novela se desprende que Schindler no fue apenas nadie antes del Holocausto y que apenas fue nadie después. Una sombra errante que, si bien subsistía gracias a la ayuda de los judíos que logró salvar y de instituciones y asociaciones de víctimas del genocidio, no supo dónde caerse muerto. Esto me sobrecogió y me dio una pena infinita el saberlo. Tras la lectura he sentido que he conocido a Oskar Schindler de verdad, algo que con pocos personajes me ha sucedido. 

A Thomas Keneally no se le puede negar ni dejar de reconocer la ardua tarea de documentación e investigación que ha realizado para hacer que cobre vida este personaje y la historia de la que fue protagonista junto a los judíos de su lista. Tiene mucho mérito y no voy a ser yo quien se lo quite. Pero, como bien decía antes, otro novelista (y no cualquiera, eso también es cierto), hubiera clavado esta obra. 

Conclusión

No obstante, siempre nos quedará la película, que recomiendo sin miramientos a todo el mundo. En cuanto a la novela… bueno, dejando a un lado la increíble historia que cuenta, las hay mucho mejores, incluso tratando este tema. Ni la recomiendo ni la dejo de recomendar. Tiene sus pros y sus contras, sus puntos fuertes y débiles. Es el típico caso de excepción en que la adaptación cinematográfica supera con creces al libro. Al menos, bajo mi punto de vista.

2 comentarios:

  1. Dura y maravillosa película... no sabía que había un libro detrás... no lo buscaré, pero si lo encuentro lo leeré... gracias por traernos esta historia

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  2. Pues creo que entonces me sigo quedando con la película, que es una auténtica maravilla, y dejo la novela aparcada. ¡Gracias por la reseña!

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