sábado, 2 de agosto de 2014

Que veinte años no es nada, Marta Rivera de la Cruz








Booket, 2.009
Premios:  III premio Ateneo de Sevilla.
Precio: 8,95 € (en formato bolsillo)
Adquisición: biblioteca







La autora

Ya presenté a la autora, Marta Rivera de la Cruz, en la reseña de 'La importancia de las cosas'.

Sinopsis

El famoso escritor argentino Cósimo Herrera, víctima de una crisis creativa y de la obsesión por la llegada del Premio Nobel, decide pasar un tiempo retirado en Ribanova, una pequeña ciudad de provincias apartada y brumosa. Allí conocerá a Marcial de Soto, un simpático librero que se convertirá en su amigo y confidente, A Macarena Altuna, una anciana aristócrata cuya vida cambió por culpa de un amor contrariado, y a la joven Luisa del Amo, que se convertirá en su alumna. Luisa, en quien Cósimo Herrera ha despertado una pasión secreta, emprenderá de mano del escritor un particular camino que le llevará a descubrir el amor por los libros y por la literatura. Desanimada por los más de veinte años y las circunstancias que le separan de Cósimo Herrera, Luisa se contentará con vivir sus sentimientos en secreto. Y mientras Luisa del Amo despierta a la vida intelectual, Cósimo Herrera encontrará alicientes insospechados en la existencia provinciana de Ribanova, hará nuevos amigos y hallará espacios cuya existencia ignoraba desde su cosmopolitismo.

Mi crítica

Me gusta mucho el estilo de Marta Rivera de la Cruz. Me enfrenté, escéptica, lo reconozco, a 'En tiempo de prodigios' en su día. Desconfiaba de esa etiqueta que la distinguía por ser finalista del premio Planeta. El argumento era atractivo y la verdad es que superó todas mis expectativas, convirtiéndose en uno de los libros que más disfruté aquel año.

Por eso quise leerme algo suyo de nuevo: para comprobar si se había tratado de un espejismo, de una mera casualidad, o si por el contrario esta escritora era capaz de volverme a encandilar con otra historia. Entonces encontré en la biblioteca 'Que veinte años no es nada', una de las primeras novelas de Marta Rivera de la Cruz, además galardonada con el III premio Ateneo de Sevilla. No lo dudé esta vez, y comencé a leerla con ciertas expectativas.

'Que veinte años no es nada' está protagonizado por un famoso escritor, Cósimo Herrera, eterno candidato a un Nobel que no llega nunca. Por consejo de un amigo decide retirarse a Ribanova, una pequeña ciudad de provincias apartada y brumosa. (Que por cierto aparece recurrentemente en muchas novelas de Marta Rivera de la Cruz). Allí conocerá a Luisa, una muchacha veinte años más joven, que desde el primer momento sentirá por el forastero un amor tan apasionado como imposible.
En algunas reseñas de 'Que veinte años no es nada' he podido llegar a leer he leído que cada personaje secundario merecería su propia novela. Creo que esto es exagerar un poco, pero tampoco estoy en total desacuerdo con esta afirmación. A Marta Rivera de la Cruz le gusta salpicar la trama central de pequeñas historias. Todas ellas están relacionadas con la columna vertebral de la novela y algunas más interesantes que otras. En realidad, unas quedan incompletas (hecho que particularmente a mi no me gustó), mientras que otras compiten, incluso, en atractivo y en calidad con la trama principal. Por tanto, en mi opinión, el interés que me despertaba la novela iba variando a medida que avanzaba en la lectura. 

La atmósfera que la autora crea en el pueblecito de Ribanova es irreal por completo, y me ha encantado que haya sido así. La época en que se desarrolla la acción es indeterminada. La autora ha sido muy cuidadosa en este detalle, tanto que a veces se echa en falta conocer algún dato sobre esta cuestión porque los saltos en el tiempo son más que constantes. Se puede deducir por la narración que la trama no se desarrolla mucho más atrás de la década de 1.960 o 1.950 como mucho.

El estilo narrativo de Marta Rivera de la Cruz es bastante personal, y la verdad es que me encanta. En novelas posteriores considero que ha perdido gran parte de la chispa que me cautivó en sus primeras obras, lo cual es una pena. Quizá para algunos lectores esta forma de narrar pueda llegar a cargar a largo plazo. Es relativamente lenta y bastante descriptiva, pero contiene una pizca de musicalidad poética que me gusta mucho. Los diálogos prácticamente brillan por su ausencia. En ocasiones son sustituidos por el estilo indirecto, algo que me ha llamado la atención.
El final es muy peliculero, quizá demasiado. No digo que esté mal, pero tampoco me encandiló ni mucho menos. Además, para mi gusto, tarda un poco de más en llegar. Además, la autora deja casi todos los cabos sueltos, algo de lo que particularmente no soy muy amiga.
Conclusión

Se nota que es el primer libro de Marta Rivera de la Cruz, pero a la vez es obvio ya desde su debut que tiene un gusto exquisito en la elección de vocabulario, y que su estilo narrativo es digno de tener en cuenta. En mi opinión, aquí ya demostraba que era una gran promesa del panorama literario español. Una lástima que no haga últimamente gala su talento con novelas tan atractivas como esta. Las dos últimas que ha publicado me han dejado más bien tibia.

Creo que esta obra puede gustar a muchos tipos diferentes de lectores, y no me decantaría por ninguno en concreto. Aconsejaría a quien le tiente que se lance, aunque en mi opinión está mejor 'En tiempo de prodigios'.

Valoración: 8/10
¿Recomendada?: .

miércoles, 30 de julio de 2014

La presa, Kenzaburo Oé







Anagrama, 2.003 (primera edición 1.959)
Adaptación cinematográfica de Nagisa Oshima en 1.961.
Premios: ninguno.
Precio: 11,50 €
Adquisición: a través de libroscompartidos.com






"—¿Qué pensáis hacer con él?
—Cebarlo hasta que se sepa qué deciden en la «ciudad».
—¡Cebarlo! ¿Cómo si fuera un animal? —exclamé, bastante sorprendido.
—Es una bestia, ni más ni menos que una bestia —dijo mi padre gravemente—. Apesta como un buey.
—Me gustaría mucho verle —suspiró mi hermano mirando a nuestro padre. Pero éste, taciturno, no volvió a abrir la boca y bajó por la escalera".

El autor

Kenzaburō Ōe es un escritor japonés nacido en 1.935. Es el segundo escritor de nacionalidad nipona en ganar el premio Nobel de literatura, en 1.994. En 1.954, se traslada a Tokio para iniciar la carrera de Filosofía y Letras. Finaliza su licenciatura cuatro años después, especializándose en literatura europea. En 1.958 recibe el Premio Akutagawa por su novela 'La Presa', en la que narra sus vivencias infantiles. Buena parte de su obra no se puede entender sin los efectos de la Segunda Guerra Mundial en Japón y la modernización de este.

Sinopsis

Durante la guerra del Pacífico un avión enemigo se estrella. Harán prisionero al único superviviente, un soldado negro. El prisionero se convertirá, para los niños, en una especie de animal domesticado al que adorar.

Mi crítica

Me habían advertido de que 'La presa' es una novela corta pero muy intensa y que es capaz de dejar huella. La elegí de entre las decenas de libros que tengo pendientes por leer en la estantería porque su extensión es corta y me apetecía una lectura de estas características. El argumento me pareció original y llamativo; la cuestión del “cazador cazado” abordada desde el punto de vista de un niño de corta edad.

Una vez alcancé el ecuador de la novela, todavía no sabía si me estaba gustando o no. Una vez finalizada la lectura, estaba en la misma disyuntiva. Pero si hay algo que realmente me ha gustado de la obra ha sido que el autor se las arregla para, de una manera muy convincente, ofrecer el punto de vista de un niño de corta edad bajo el cual el lector se empapa de lo que está sucediendo. Esa ingenuidad, esa inocencia, se transmite perfectamente y no pierde por el camino un ápice de fuerza, de pureza o de intensidad. No considero que esta característica deba ser tomada a la ligera: muchos otros escritores lo intentan, sin éxito. Merece ser reconocido el mérito.

No solo la perspectiva desde la que se aborda la narración es interesante, a mi parecer, sino que el tono en que está escrita la novela lo es. 'La presa' muestra una faceta del ser humano muy presente en todas las épocas: al ser humano le gusta explorarse a sí mismo, pero también se teme. La fascinación innata que siente por lo desconocido es inabarcable, y en esta tesitura, basta tan solo una pequeña chispa para que toda su fascinación quede eliminada de un plumazo. La desconfianza hacia lo desconocido desplaza la curiosidad, y en ese momento la situación se vuelve impredecible, la crueldad está deseando aflorar.

La descripción de los ambientes también ha logrado llamar mi atención y no sabría justificar esto con un motivo concreto. Creo que se debe a que el autor destaca unos elementos por encima de otros en la ambientación. Al verlo todo a través de los ojos de un niño, mucho de lo relevante es nuevo, excitante, llamativo, mientras que para un adulto resultaría cotidiano y baladí. Por eso mismo también me ha llamado la atención, como a muchos otros lectores de 'La presa', el modo en que se aborda el sexo en la obra. Solo está presente en un par de pasajes, pero lo que sucede en ellos tiene un efecto poco menos que brutal en el lector.

Me ha parecido asimismo curiosa esa animadversión que muestra el narrador con respecto a las gentes de ciudad. Él y su familia viven en una aldea remota, que está ubicada en Japón, pero podría estarlo en cualquier otra parte del mundo. Nunca se menciona su nombre, ni se desvela la verdadera identidad de ningún personaje en concreto. Tan solo se conoce el apodo de algunas figuras, como Morro de Liebre.

Continuando con el análisis de los personajes, considero que el soldado negro, a pesar de ser una figura importante en la trama, es un mero peón que contribuye a que la historia se desarrolle por los cauces que el autor desea llevar al lector. Los acontecimientos hubieran sido similares si en lugar de este personaje se hubiese introducido otro elemento novedoso y perturbador para los aldeanos.

Sí que me pareció relevante, y mucho, el modo en que los niños se relacionan con el soldado negro. Primero, con temor, luego, lo perciben como si fuese una bestia, un animal doméstico a medio amansar. Y es precisamente aquí, a mi juicio, donde se halla su error: si el combatiente americano hubiese sido una criatura, quizá habrían conseguido domarla. Sin embargo, olvidan que se trata de un ser humano cautivo. Esto es una simple reflexión.

Me dio la sensación de que Kenzaburo Oé transmite al lector que lo que acontece al final jamás podría haber sucedido de otro modo. Sin desvelar nada, y condensando lo que transmite la lectura en las últimas páginas, diré únicamente que el final es desgarrador.

Conclusión

'La presa' es una novela que está muy bien escrita (la prosa de Kenzaburo Oé me ha parecido excelente), y que se lee en una tarde. Su clímax y su final me han dejado ciertamente descolocada. No sabría especificar cuáles han sido mis impresiones con respecto a estos dos pasajes. Por todo lo que conlleva leer 'La presa', solo se lo recomendaría a un determinado y reducido grupo de lectores, y no precisamente a los que traten de evadirse. A aquellos que busquen libros que les hagan reflexionar, y que deseen leer algo que les impida ser los mismos que cuando comenzaron, les confirmo que están ante una lectura obligada.

No sé si volveré a leer algo de Kenzaburo Oé en un futuro. No lo descarto, pero tampoco lo pongo en mi lista de prioridades más absolutas. De nuevo he salido satisfecha de una lectura que escapa de mis límites de confort, y considero que me ha aportado algo leer esta novela. Solo por eso, creo que merece la pena acercarse a 'La presa'.

domingo, 27 de julio de 2014

Las hermanas Grimes, Richard Yates








Alfaguara, 2.009 (primera edición 1.976).
Premios: ninguno.
Precio: 16 €

Adquisición: regalo.







“Tengo casi cincuenta años y nunca he entendido nada en toda mi vida”.

El autor

Richard Yates es un autor estadounidense que nació en 1.926 en Nueva York y murió en 1.992 en Alabama. Se hizo popular como cronista del estilo de vida estadounidense de mediados del siglo XX. Destacó ya en 1.961 con su primera novela 'Vía revolucionaria', que quedó finalista en la novela del año estadounidense de esa fecha, y que la crítica la calificó de perfecta. Tras su primer éxito, siguió escribiendo una importante serie de novelas y cuentos: nueve libros en total. Con el resurgimiento tras su muerte del interés por la vida y los trabajos de Richard Yates. Se le ha comparado con autores como J.D. Salinger, John Updike y John Cheever; su estilo es menos depurado pero también es más transparente que el de éstos. 

Sinopsis

Ninguna de las hermanas Grimes estaba destinada a ser feliz, y al echar una mirada retrospectiva siempre da la impresión de que los problemas comenzaron con el divorcio de sus padres. Dos hermanas que construyen sus vidas por caminos opuestos. Para Sarah, el matrimonio y la vida familiar son un refugio seguro, aunque no garanticen la felicidad. Emily, en cambio, busca en un hombre tras otro las respuestas que no puede darse a sí misma, y procura en vano huir de la soledad.

Mi crítica

Reconozco que no hubiera leído este libro si S. no me lo hubiera regalado. Por cierto, gracias, desde aquí, por el ejemplar, S. Ella me dijo que me gustaría, y ha acertado en su vaticinio. La novela cuenta la historia de dos mujeres: Emily y Sarah, hermanas. Tras el divorcio de sus padres, que afectó profundamente a cada una de ellas, al crecer deciden tomar caminos distintos en sus vidas. Una, se decanta por un estilo conservador (casarse con el primer novio, tener hijos y dedicarse a ellos), mientras que la otra se convierte en un espíritu libre

Otro factor a tener en cuenta es su madre, Pookie. Un personaje obsesionado con las apariencias, con las clases altas a las que desearía pertenecer y con vivir en lugares de categoría. En este afán, las niñas se ven obligadas a mudarse repetidamente de casa, por lo que ese desarraigo también termina afectando su infancia.

Aunque la novela se titula 'Las hermanas Grimes', considero que la verdadera protagonista es Emily. Un personaje que se desenvuelve por la vida adulta sin ataduras, sin planes, saliendo con hombres para tratar de huir de la soledad. No le cuesta desembarazarse de uno si le da problemas, o si las cosas acaban poniéndose feas. Siempre hay otro que ocupará su lugar. Emily no termina de encajar, de sentirse a gusto a largo plazo, con nada ni con nadie.

Se podría afirmar que el ritmo es ágil, y además la historia atrapa al lector, a pesar de que está teñida de pesimismo y desesperanza. Me gusta el aire melancólico que rodea a cada uno de los personajes, ese quiero y no puedo que les persigue y les impide escapar del agujero en que ellos mismos se han ido introduciendo cada vez más hondo. Además, la ambientación también está muy lograda, bajo mi punto de vista. Esa especie de nostalgia que creo percibir por parte del autor en torno a unas épocas que ya han pasado añade un encanto especial al libro.

La acción abarca varias décadas en las vidas de las hermanas Grimes. Aunque los años pasan, su manera de enfrentarse a la vida no cambia un ápice y es aquí donde reside la magia de esta novela. Tienen lugar numerosos acontecimientos en la vida de Sarah y Emily, y la narración no se me hizo pesada, ni mucho menos. Esto resulta paradójico teniendo en cuenta que las hermanas recorren un camino que les deja en la casilla de salida después de tantos y tantas vivencias. No hay evolución en estos personajes. 

Ninguna de las dos ha sido realmente dueña de su destino y buscar los factores que han conducido a estos personajes a ser infelices es algo que el lector, en general, hace. Así lo he comprobado, tras realizar una investigación en las reseñas publicadas de este libro en Internet. Unos aseguran que es debido al divorcio de los padres; otros, a la relación que mantienen con su madre. Estas causas terminan convirtiéndose en un tema discutible puesto que no son reveladas directamente en la novela.

Me han parecido bastante verosímiles los personajes: hay mucha gente como las hermanas Grimes. Ambas figuras están sumidas en sus existencias monótonas, en los sueños que quedaron sin cumplir, en expectativas que se han quedado en eso. Me ha gustado la novela por varios factores, entre ellos la construcción de estos personajes

A medida que uno se adentra en el último tercio de esta novela, la narración se va volviendo cada vez más triste, hasta el punto de sentir auténtica pena tanto por Sarah como por Emily, incluso por Pookie, la madre de ambas. Los vínculos entre ellas fueron siempre débiles, forzados incluso, y si estos son los cimientos en los que se asentaron sus vidas, es lógico que todo se derrumbe como un castillo de naipes eventualmente. Unas existencias, las de Emily y Sarah que, dicho de paso, nunca fueron tan distintas en realidad.

El final es demoledor aun cuando queda en suspenso, y además corta de raíz la narración. Una frase, la última que pronuncia Emily en la obra, lo resume todo, la novela entera, su vida y la de su hermana. Un cierre descorazonador y sin esperanza. Solo queda la certeza de ser consciente, por fin, de los errores cometidos.

Conclusión

Es difícil hallar la felicidad, es lo primero que se me vino a la cabeza tras finalizar 'Las hermanas Grimes'. No es una novela que transcurra a un ritmo vertiginoso, ni contiene pasajes espectaculares: la vida de las hermanas se reduce a momentos que nunca son realmente emocionantes. La lectura de esta novela se podría reducir, dicho de manera simple, a unas vidas vistas pasar. Sin embargo, la obra de Richard Yates es mucho más que eso.

Tras leer este libro, considero que Richard Yates es un maestro del tempo narrativo. Además, se le dan muy bien los personajes femeninos, exponiendo para el lector su conocimiento de la psique de las mujeres. Para las hermanas Grimes, la esperanza no se halla en ninguna parte, aunque se empeñen en buscarla en el fondo de una botella. Me gustan las protagonistas que luchan por cambiar su destino, pero en este caso, hago sin esfuerzos una excepción. Sarah y Emily podrían ser cualquiera, y eso da un poco de pavor, ciertamente. Solo hay que dejarse llevar.

Valoración: 7,5/10
¿Recomendada?: .

jueves, 24 de julio de 2014

La melancolía de los hombres pájaro, Juan Bolea








Martínez Roca, 2.011
Premios: Premio Abogados de Novela 2.011
Precio: 8,95 € en edición de bolsillo
Adquisición: rebajas







El autor

Juan Bolea es un escritor nacido en Cádiz en 1.959, licenciado en Geografía e Historia. Su obra ha sido editada en más de una veintena de países y está en posesión de numerosos premios y reconocimientos. A lo largo de su carrera literaria ha cultivado diferentes géneros: el relato de aventuras, la sátira política o el thriller psicológico. Su serie policíaca protagonizada por la inspectora Martina de Santos está compuesta hasta la fecha por cuatro títulos: 'Los hermanos de la costa', 'La mariposa de obsidiana', 'Crímenes para una exposición' y 'Un asesino irresistible'. Martina de Santos también aparece en 'La melancolía de los hombres pájaro', obra con la que se alzó con el premio Abogados de Novela 2.011.

Sinopsis

Francisco Camargo es un controvertido empresario español. Propietario de una naviera, una flotilla de aviones, una cadena de hoteles, otra de supermercados y varios bancos en España, tiene, además, grandes intereses económicos en la exótica Isla de Pascua. Allí ha iniciado las obras del hotel más lujoso de la isla y ha financiado un proyecto único cuyo fin es sacar a la luz una serie de “moais” de incalculable valor. En El Tejo, a escasos kilómetros de Santander, vive Jesús Labot. Cuñado de Camargo, Labot es un prestigioso abogado criminalista acostumbrado a defender a los peores y más corruptos criminales de la sociedad. Su apacible y acomodada vida dará, sin embargo, un vuelco definitivo cuando se desencadenen una serie de desafortunados acontecimientos.

Mi crítica

Nunca había leído nada ambientado en la remota isla de Pascua y por eso esta novela me llamó la atención. Estando a buen precio, no dudé en llevármela a casa. Ha pasado un año desde entonces y ahí estaba, en la estantería, así que ya iba siendo hora de ponerme con este libro. Sin embargo, antes de comenzar leí opiniones sobre 'La melancolía de los hombres pájaro' en internet, la inmensa mayoría de ellas negativa. Por ello, me enfrenté a leer con ciertas reticencias, pero con ganas de averiguar qué me iba a encontrar.

Tras un comienzo decente y llevando ya un tercio de la novela, estaba disfrutando de la lectura pero no sabía realmente por dónde iban a ir los tiros. 'La melancolía de los hombres pájaro' se compone de dos historias, una desarrollada en la isla de Pascua y otra en Santander, que más tarde confluyen, por cierto, de un modo que no me ha convencido.

Desde el primer momento, me gustó más la trama ambientada lejos de España. Esto se debe a que el protagonista de la de Santander, Jesús Labot, me parece un ser un tanto despreciable, mientras que en contra de Francisco Camargo, a aquellas alturas, no tenía realmente nada. Con respecto al resto de personajes, ninguno me inspiró ningún sentimiento. No es que estén mal trazados, pero me han parecido figuras un tanto huecas, vacías, incluyendo en este saco a la inspectora Martina de Santos.

El ritmo no ha supuesto un impedimento para que pudiera disfrutar de la lectura, pero el detonante ha tardado bastante en aparecer. Justo cuando me preguntaba cuándo aparecería, impacientándome, ahí estaba. Este acontecimiento es impactante, al menos, yo no lo esperaba de aquella manera, pues sitúa la novela en un plano completamente distinto de lo que parecía iba a ser. Pensé que la trama iría más orientada hacia la resolución de unos secretos de familia, pero resulta que en realidad 'La melancolía de los hombres pájaro' se tiñe, de pronto, de negro.

El factor sorpresa con el que logra impactarme tiene su mérito, pero el mayor logro de Juan Bolea hubiese sido salir airoso en el momento en que se unen las dos tramas, la de Santander y la de la isla de Pascua. Lamentablemente, a mi juicio no lo consigue de una manera atrevida u original.

En cambio, si hay algo que pueda rescatar de esta novela es el estilo narrativo del autor: me gusta cómo se expresa, me gusta cómo configura los diálogos, utilizando el ingenio y recursos como la ironía y el sarcasmo, el doble sentido, los juegos de palabras... si hay algo que ha fallado, sobre todo, a mi juicio ha sido que la trama parece ir a la deriva, sin un claro hilo conductor que la sostenga firmemente. No es la primera vez que me sucede esto, pero cuando lo hace, me desconcierta muchísimo hasta el punto de impedirme disfrutar realmente de la lectura.

En el último tercio de la novela, Juan Bolea reúne a todos los personajes en la isla de Pascua (y cuando digo todos, es a todos y cada uno de ellos). Esto me recordó muchísimo al modus operandi de las obras de Agatha Christie, autora que por cierto se menciona en la novela. Este giro en la historia no me terminó de convencer, aunque haya podido ser disfrazado de homenaje. Tras esta maniobra del autor, tuve la sensación de que todo lo anterior había sido en vano y que la novela comenzaba verdaderamente en aquel momento.

Precisamente debido a todos estos cambios, a aquellas alturas ya no sabía quién era el protagonista. ¿Jesús Labot? ¿Francisco Camargo? ¿La inspectora de Santos? El final de la novela no ha estado mal, dadas las circunstancias. Todo se reduce a quién hizo qué y a pesar de que no es predecible el desenlace, no me ha conmovido, incluso importado, pues no he podido conectar con los personajes.

Conclusión

'La melancolía de los hombres pájaro' parte de una idea decente en mi opinión, pero poco a poco va perdiendo fuelle. La localización, la descripción de los paisajes y los mitos y leyendas que se incluyen están desaprovechados, engullidos por una trama errante y unos personajes poco atractivos. Más allá de un estilo narrativo decente, 'La melancolía de los hombres pájaro' no tiene nada especial y no tardaré en olvidarla. No creo que vuelva a leer algo de Juan Bolea si no viene avalado por un aluvión de buenas críticas. A partir de ahora, me lo pensaré dos veces antes de leer otro Premio de Abogados de Novela y recomiendo a los demás hacer lo mismo.

Valoración: 6/10
¿Recomendada?: No.

lunes, 21 de julio de 2014

La cocinera, Coia Valls








Ediciones B, 2.014
Premios: ninguno.
Precio: 19,95 €

Adquisición: envío de la autora








La autora

Coia Valls es una autora nacida en Reus en 1.960. Además, es profesora de Educación Especial y Logopedia. Ha publicado la novela 'La princesa de jade' (2.010), premio Néstor Luján de novela histórica, además de numerosos cuentos y relatos en volúmenes colectivos. En el mundo de la literatura infantil han visto la luz 'Marea de lletres que maregen' y la novela 'L’ombra dels oblidats'. Es responsable del blog 'El cuaderno naranja'. 'La cocinera' es su novela más reciente, publicada en el año 2.014.

Sinopsis

Barcelona, 1.771. La joven Constança Clavé, de dieciséis años, deja la lejana ciudad de Lima tras la muerte de su padre, un diplomático al servicio del virrey Manuel de Amat, para iniciar un largo periplo hasta Barcelona y reunirse con sus abuelos. Lleva paisajes, gustos y texturas grabados en la memoria, y viaja con su única herencia: el cuaderno de recetas de quien fue su primer maestro en la corte peruana, el chef Antoine Champel. En Barcelona, Constança sueña con convertirse en una gran cocinera, aunque su condición de mujer le cerrará muchas puertas. No obstante, se abrirá paso con coraje y pasión entre las calles de una ciudad convulsa, moviéndose entre los grupos que llaman a la revolución y aquellos otros que frecuentan salones más refinados y exquisitos: una esfera de poder donde se mueven personajes fascinantes, como el que fue considerado el primer gastrónomo de la época, el barón de Maldà.

Mi crítica

'La cocinera' de Coia Valls me resultó una lectura llamativa y en cuanto me percaté de su existencia e indagué sobre la sinopsis, decidí que quería leerla. Otras novelas que incluyen el comer y el cocinar en sus argumentos (véase, por ejemplo, 'Como agua para chocolate') me han gustado mucho. A través de Twitter me puse en contacto con la autora y, tras un breve intercambio de mensajes, me indicó que pronto la recibiría en casa. Muchísimas gracias Coia Valls por tu generosidad. He aquí las impresiones que me ha causado la lectura de 'La cocinera'.

La parte de la travesía en barco, que acontece en las primeras páginas de la novela, me ha parecido muy larga. No dejan de suceder cosas y no es que se me haya hecho pesada ni mucho menos, pero teniendo en cuenta que la verdadera acción se desarrolla en tierra firme, estaba deseando que el barco atracara en Barcelona para, por fin, que la novela despegase.

Con Constança, definitivamente, he de admitir que he tenido mis más y mis menos. Coia Valls ha creado para ella un carácter un tanto soberbio, aunque debido a las penalidades que se ve obligada a atravesar esos humos se irán templando a base de palos y golpes. Me ha gustado mucho que la autora no se lo pusiera fácil a su protagonista, la verdad. La ambición es otro rasgo destacable en Constança, y a pesar de que todo se hace cuesta arriba, nunca deja de intentar lograr sus metas. La determinación y el empeño que pone en alcanzar su objetivo es sin duda lo mejor de este personaje.

La vida en la Barcelona de finales del siglo XVIII no es para nada sencilla, menos para una muchacha huérfana como Constança. 'La cocinera' se desarrolla en un ambiente muy específico y muestra cómo era la sociedad catalana de la época. Coia Valls incluye en la novela algunos acontecimientos históricos que influyen en la trama, y que añaden cierta emoción a la misma. 

Algunos personajes secundarios son dignos de mención: Rita, Vicente, Ventura... en mi opinión, hubieran merecido una mayor presencia en la obra. En realidad, bajo mi punto de vista la protagonista, Constança, muestra una personalidad tan marcada que el resto queda eclipsado en la mayoría de las ocasiones, salvo cuando interviene Iskay, el indígena peruano que conoce el lector a través de recurrentes flashbacks. Esta figura da mucho más juego del que uno podría esperar en un primer momento. Gracias a la intervención de este personaje, Constança es quien es, por eso es relevante en la historia. Considero un acierto por parte de Coia Valls que Iskay permanezca presente de manera constante a lo largo de la novela.

El ritmo de esta novela no es especialmente ágil y, en la mayoría de pasajes, la acción no es demasiado intensa, por lo que esta característica ha afectado, a mi modo de ver, a toda la obra. Eso ha contribuido a que la lectura no me enganchase todo lo que me hubiera gustado y, sin duda, si tuviera que ponerle un pero a 'La cocinera', sería este.

En 'La cocinera' no sólo la comida y la acción de cocinar son relevantes, sino que estos se mezclan con la sensualidad y el placer en algunos pasajes, creando una explosión deliciosa para los sentidos. Lo cierto es que, a aquellas alturas, la novela estaba recorriendo unos senderos que jamás imaginé para la obra de Coia Valls. Concretamente pensé que Constança dispondría de una mayor independencia, en todos los sentidos de la palabra, de la que es capaz de obtener realmente, pero que no coincidieran mis ideas preconcebidas con el discurrir de la narración se traduce en que, ante mi como lectora aparecía un panorama interesante e impredecible.

A medida que las páginas van quedando atrás, me di cuenta de que iba echando de menos a algunos personajes que parecían iban a tener mayor relevancia de la que realmente disfrutan. Con nuevos personajes, al cabo del tiempo me volvió a suceder lo mismo. En honor a la verdad, debo admitir que en algunos casos, tras unos cuantos pasajes volvieron a aparecer, en el momento menos esperando, y su evolución en la obra es digna de tener en cuenta. Esto es algo a destacar de la estrategia narrativa de Coia Valls en 'La cocinera'. Sin embargo, en otras ocasiones no sucedió eso. Me ha dado la impresión de que 'La cocinera' tiene muchos personajes, y que quizá, solo quizá, algunos de los mejores podrían haber ocupado el lugar de otros secundarios cuya trascendencia es, en realidad, insignificante.

El componente de venganza y de justicia que se añade en las últimas decenas de páginas de la novela me ha gustado: ha sido el ingrediente que necesitaba para terminar 'La cocinera' con buen sabor de boca. Me ha gustado ver cómo algunos personajes recibían su merecido.  No puedo, sin embargo, hablar tan bien del final como me gustaría. No me ha terminado de convencer, creo que es debido a que me lo esperaba de otra manera, un cierre mucho más contundente. 

Lo que sí me ha gustado es que determinado personaje fuese tan brutalmente honesto con Constança, porque su terquedad es algo que me ha molestado a lo largo de la obra, a pesar de que con su tenacidad ha podido contrarrestar otros sentimientos más negativos. El epílogo me ha agradado más, ya que Constança pone al lector al día de lo sucedido con los personajes más relevantes y todos los cabos quedan cerrados. 

Conclusión

'La cocinera' gustará a aquellos que disfruten con las novelas de corte histórico. La acción es algo lenta, pero en absoluto predecible. Coia Valls sabe jugar con sus personajes, sabe cuándo debe intervenir cada uno según el pasaje que se desarrolle en cada momento y cuenta, en su novela, con una protagonista de armas tomar. Creo que todo expuesto compone la receta perfecta para dilucidar si 'La cocinera', finalmente, será el plato principal de lectura de cada uno.
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