Planeta, 1.998
Premios: Millepage (Francia)
Precio: 5€ edición de bolsillo
Adquisición: a través de BookMooch
"El corazón de una muchacha encendido por el odio..."
La autora
María Laura Espido Freire firma tan sólo con sus apellidos y siempre he tenido entendido que fue una gran promesa de la literatura de finales de los noventa y la década siguiente. La editorial Planeta se encargó de encumbrarla a lo más alto: su ópera prima, 'Irlanda' fue publicada por la editorial en el año 1.998 y tan sólo un año más tarde ganaría su premio más famoso con 'Melocotones Helados' convirtiéndose, con veinticinco años, en la ganadora de menor edad en la historia del galardón.
Confieso que lo que me impulsó a leer 'Irlanda' fue lo que había oído sobre la autora, y no la novela en sí. Eran opiniones muy dispares acerca de su forma de escribir y acerca de sus novelas. Yo sólo había leído un par de columnas que escribía (no sé si continúa haciéndolo) en un periódico gratuito de esos que reparten entre los usuarios de transporte público, y me dejaron indiferente. Pero la curiosidad me picó: quería conocer su literatura de cerca. Quería basarme en algo para poder defender su prosa o bien condenarla, pero con conocimiento de causa.
Nacida en 1.974, estudió música durante su infancia y cursó estudios de canto en su primera adolescencia. Licenciada en Filología Inglesa, Espido Freire debuta (como bien mencioné anteriormente), con 'Irlanda'. En 1.999 consiguió el Premio Planeta por su obra 'Melocotones helados' (1.999). Con 'Soria Moria' (quizá la novela más popular de la autora, junto con 'Irlanda'), recibiría el premio Ateneo de Sevilla 2.007, junto con un montón de críticas negativas por parte de los lectores de a pie, por lo que he podido leer.
Pero centrémonos en 'Irlanda'...
Sinópsis
Sinópsis
Natalia es una chica solitaria que se ha vuelto aún más introvertida desde la muerte de su hermana Sagrario. Sus padres deciden enviarla al campo a pasar el verano en compañía de sus primos Irlanda y Roberto. Los días pasan lentos entre flores secas, criaturas mágicas, sueños y pesadillas.
Natalia recordará para siempre ese verano como el verano en el que aprendió a odiar.
Mi crítica
'Irlanda' cuenta una historia simple construida sobre una estructura simple. Esto no tiene por qué resultar un inconveniente: la belleza suele radicar en la sencillez. Lo malo es que la autora ha querido barnizar su novela con una capa de falsa complejidad. El resultado: 'Irlanda' se tiñe de un extraño toque artificioso en su estilo narrativo. Y como todo lo que es antinatural, no queda bien. Algo chirría. Espido Freire echa sacarina en vez de una pizquita de azúcar.
El lector encuentra simbolismo facilón (y en ocasiones absurdo) en todo: en los árboles, en los animales, en los nombres de los personajes... además lo presenta de manera muy explícita, masticadito, para que no tengamos que pensar por nuestra cuenta.
No sé si la autora ha querido marcar un profundo contraste entre la frivolidad del argumento y la profundidad prefabricada con que está escrita la historia. En caso de que sea intencionado, no queda del todo claro que sea así, y además personalmente no me gusta. De hecho, tuve que obligarme a leer esta novela pese a su corta extensión (menos de 200 páginas). Los capítulos centrales no añaden nada nuevo, tan sólo reiteran una atmósfera que Espido Freire ya nos ha mostrado y que nos vuelve a mostrar una y otra vez. Como lectora quería que pasara algo, quería que me enganchara, y sin embargo no sucede nada relevante hasta el final.
Pienso que la autora, que tenía 23 años cuando escribió esta novela, quería aportar a su obra una madurez de la que todavía carecía. Una "madurez intencionada" que distrae y que perjudica la lectura.
En cuanto a los personajes, los adultos apenas tienen relevancia, juegan un papel totalmente secundario, en la sombra. Son los adolescentes los que cobran todo el protagonismo: niños que juegan a ser mayores en un mundo donde reina una "anarquía civilizada" que recuerda a la de "El señor de las moscas" en ciertas ocasiones, muchísimo más refinada, sin embargo.
En general, se podría decir que todos los personajes son abordados de manera superficial excepto dos: la protagonista, Natalia (cuyo mundo interior es caótico en exceso), y por supuesto, el que da título a la novela: Irlanda. Pero este último, en el fondo, no es más que un cliché andante. La típica niñita que siempre lo ha tenido todo, consentida y mala. No he encontrado ningún matiz que aporte algo de profundidad al personaje.
Por último, quiero resaltar un aspecto positivo que tiene 'Irlanda'. No todo iba a ser malo. Las descripciones ambientales que realiza la autora (cortas, de pequeños párrafos) son muy visuales y están bastante conseguidas. Ayudan al lector a situarse perfectamente en la escena sin recurrir al uso de grandes palabros.
Conclusión
Esta es una novela que pronto quedará relegada a lo más profundo de mi memoria. En otras palabras, no tardaré en olvidarme de ella. Para mí pasa sin pena ni gloria. Sinceramente, me sorprende que la editorial Planeta publicara esta novela. Espido Freire tiene buena materia prima, pero con 'Irlanda', allá por 1.998, aún estaba tan verde como la isla en primavera. Me costó seguir en numerosas ocasiones la lectura porque ni historia ni el modo en que está narrada me invitaban a seguir. No me ha impresionado en absoluto. No sé si volveré a leer algo de esta autora. Por ahora, no.
Valoración: 5/10
¿Recomendada?: No
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