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jueves, 29 de septiembre de 2016

Un verano que nunca volverá, Judith Kinghorn







Random, 2.013 (primera edición 2.012)
Premios: ninguno.
Precio: 11,95 €
Adquisición: intercambio.









La autora

Judith Kinghorn es una autora inglesa nacida en Northmberland. Es graduada en Filología Inglesa e Historia del Arte. 'Un verano que nunca volverá' (2.012) fue su primera novela. En 2.013 salió su siguiente trabajo, aún no traducida al castellano, 'The memory of lost senses'. Sus obras han sido publicadas en uno y otro lado del Atlántico y traducidas a cuatro idiomas. Vive en Hampshire con su marido y sus dos hijos. 

Sinopsis

En el verano de 1.914 la inocencia de la joven Clarissa Granville está a punto de llegar a su fin. Criada en el lujoso y confortable ambiente de la aristocracia inglesa, Clarissa ha sido bendecida con la abundancia y la felicidad. En el escenario de sus juegos de niñez, donde Clarissa ve por primera vez a Tom Cuthberth, el hijo de la ama de llaves. Apuesto, enigmático… y plebeyo, Tom es un hombre decidido a conseguir lo que quiere. Clarissa y Tom se verán arrastrados por las terribles circunstancias del momento y tratarán de mantenerse fieles a sí mismos y a un amor que nació al cálido abrigo de un verano que nunca volverá.

Mi crítica

Este es uno de esos casos en los que el libro que me disponía a leer me llamaba a atención por la sinopsis pero realmente no sabía muy bien qué esperar de él. Esto me ha ayudado a poder disfrutar de la novela aún más, eso sin duda. 'Un verano que nunca volverá' se cuela en mi lista de lo mejor que he leído a lo largo del año. Y es que no hay nada como unas expectativas... que brillan por su ausencia.

Esta es una advertencia seria: 'Un verano que nunca volverá' es una novela bastante triste en líneas generales. El hecho de que la narración corra a cargo de la protagonista en primera persona no hace sino incrementar la sensación de desazón que embarga tanto a Clarissa como al lector, ya que resulta fácil empatizar con este personaje. Cuando interrumpía la lectura de esta novela con intención de retomarla más tarde no podía evitar que me embargara esa extraña sensación provocada por los pasajes que, uno tras otro, van arruinando la vida de la protagonista.

No obstante, no dudo ni un segundo en recomendar la obra. Merece la pena a pesar de todo. Reitero que es una de las mejores lecturas del año. Considero que su lectura es digna de tener en cuenta pero sin olvidar esta circunstancia, ya que si alguien se encuentra en alguno de esos momentos lectores que no admite historias tristes, quizá no sería tan aconsejable leer 'Un verano que nunca volverá'. 

El eje central de la novela es una gran historia de amor que trata de no morir pese a todos los obstáculos y adversidades que irán apareciendo por el camino. Los dos personajes principales, Clarissa y Tom, lo tendrán realmente difícil para poder ser felices por completo.

La llegada de la primera Guerra Mundial es el punto de no retorno que marcará un antes y un después muy claro en sus vidas. Trastocará sus planes y nada volverá a ser como antaño, como tenían planeado. Cada uno de los personajes parecía tener un destino claro, y sin embargo la contienda irrumpirá como un vendaval en sus vidas, llevándose por delante esperanzas y sueños.

Además, las diferencias de clase, la rigidez moral y social de la época y diversos malentendidos, harán lo imposible para separar voluntades y caminos y unir en cambio otras. Todos estos ingredientes contribuirán, en mayor o menor medida, a malograr la felicidad de casi todos los personajes que aparecen en la novela.

A mi juicio, la novela está bastante bien ambientada. Los primeros pasajes acontecen en los albores de la primera Guerra Mundial y las últimas páginas, a finales de la década de los treinta. En cuanto al ritmo narrativo, algunos lectores se han quejado aduciendo que es lento. A pesar de que para mi este hecho es muy relevante en general y suele influir negativamente en la valoración de una novela, en este caso no ha sido así. El ritmo de 'Un verano que nunca volverá' no es ágil en exceso, pero solo al comienzo de la obra me dio la sensación de que no estaba siendo el adecuado.

Judith Kinghorn se entretiene describiendo ambientes y lugares, incluso sensaciones. En ocasiones, esto se hace algo tedioso ya que en ciertos pasajes clave lo que más relevancia debería adquirir es la acción en sí misma. Sin embargo, a mi me ha gustado el estilo detallado de la autora. 

En cuanto a los personajes, me ha costado comprender tanto la actitud como el comportamiento de los protagonistas en algunas ocasiones. Esto ha contribuido, bajo mi punto de vista, a mantener en vilo la tensión narrativa durante más páginas. Quizá de una manera un tanto forzada y artificial, pero opino que en líneas generales, efectivaEl final, a pesar de poder ser clasificado como agridulce, me ha parecido adecuado. Las cuestiones fundamentales que quedaban por tratar se resuelven. 

Conclusión

Recomiendo 'Un verano que nunca volverá', me ha hecho sentir emociones que otros libros en los que deposité más esperanzas no han conseguido despertar. He logrado en casi todo momento empatizar con los protagonistas. En la novela de Judith Kinghorn se demuestra que la verdadera cara de cada uno aflora en los malos momentos. También esta obra enseña que los destinos de las personas pueden cambiar, que no hay nada estático, nada que prevalezca inmutable con el paso del tiempo excepto, quizá, el amor verdadero.

Valoración: 8,5/10
¿Recomendada?: .

sábado, 19 de abril de 2014

El fotógrafo de cadáveres, Julio Castedo








Plataforma Ficción, 2.012
Premios: ninguno.
Precio: 17 €
Adquisición: intercambio.









"Arthur odia la prosa castrense. No ha salido todavía de la cama, nunca ha estado en un cuartel y ya reniega del ejército como si hubiera ingerido y vomitado su rancho cien veces, porque algo le dice que el cumplimiento de su última profecía es inminente".

El autor

Julio Castedo es un novelista español nacido en Madrid en 1.964. Es licenciado en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid y especialista. Ha publicado un ensayo cinematográfico, 'Las cien mejores películas del siglo XX', un libro de relatos, 'La máscara de mi piel' y es autor de la monografía 'Buen uso del lenguaje en los textos científicos y los informes clínicos', así como de numerosos artículos científicos publicados en revistas nacionales e internacionales. También es autor de las novelas 'Apología de Venus', 'El jugador de ajedrez' y 'El lector de cadáveres'. 

Sinopsis

Ambientada en la Primera Guerra Mundial, Stefan Adler, un brillante fotógrafo vienés contratado para fotografiar a los cadáveres de los hijos de la alta sociedad austriaca muertos en el asedio austro-húngaro a la ciudad de Belgrado; y Arthur Klammer, un joven soldado, nihilista e introvertido, que se ve obligado a participar en una contienda que no comprende, se encontrarán en una guerra en la que no hay redención ni purificación, sino solo un dolor intenso e injustificable.

Mi crítica

Me ha sorprendido, mucho y muy positivamente, la novela de Julio Castedo. Es sin duda un título muy recomendable que me llamó la atención cuando leí las reseñas que informaban de su existencia. Gracias a un intercambio pude hacerme con él y lo cierto es que me alegra haber optado por algo diferente a lo que suelo leer. Uno sólo expande sus límites de lectura si se sale de su 'zona de confort'.

Además de las buenas críticas, esta novela consiguió captar mi atención por otro factor: la fotografía post mortem del siglo XIX. Hoy en día se ve como algo macabro, se llega a considerar incluso morobosa aquella antigua práctica. Por aquel entonces, era casi una necesidad: recordar a los seres queridos que se habían ido apaciguaba un poco el dolor de los familiares. A mi estas fotografías me llaman poderosamente la atención. Los muertos eran retratados como si estuvieran dormidos, o al lado de sus padres o hermanos vivos, e incluso algunos eran incorporados sobre sus propios pies, a través de ingeniosos mecanismos. Fascinante, en mi opinión, todo lo que rodea a la fotografía post mortem.

'El fotógrafo de cadáveres' está protagonizada por Stephan Alder, un hombre de unos cincuenta años al que le ofrecen la oportunidad de trabajar realizando fotografías de los soldados muertos. Un último recuerdo que enviar a sus padres, muchachos en la flor de la vida que quedan inmortalizados con las facciones relajadas, los ojos cerrados, que no recuerdan la brutalidad que rodeó su propia muerte instantes antes. Stephan Alder acepta su nuevo empleo con reticencias. Más tarde, se da cuenta de la importancia de su desempeño, la labor tan humana que realiza.

Julio Castedo permite que conozcamos en profundidad a los personajes: cómo piensan y por qué actúan de la manera en que lo hacen. Es una obra intimista, lo que ayuda a empatizar con los personajes de una manera increíble en una novela tan corta.

El otro protagonista es Arthur Klammer. Me gusta especialmente la evolución de esta figura, ya que evoluciona mucho durante la guerra: madura. Su existencia solitaria, compartida con los libros, se abre a esta nueva experiencia y le convierte en un mejor ser humano. Durante su reclutamiento forzoso conocerá el valor de la amistad y el compañerismo. Al principio de la obra me pareció un personaje muy egoísta y engreído, pero su transformación es maravillosa.

La ambientación es sublime: la primera Guerra Mundial está presente desde el principio hasta el final de esta pequeña gran novela. Lo engulle todo. No es, sin embargo, tal su magnitud como para eclipsar a los personajes, pero su presencia es absoluta. Hay pasajes bastante duros. Que nadie se lleve la impresión equivocada: no resulta especialmente fácil de leer, pero merece la pena cada párrafo, cada línea.

Los capítulos son cortos y el protagonismo se va turnando entre la figura de Stephan Alder y Arthur Klammer. Un narrador omnisciente utiliza el presente para relatar los hechos. El autor utiliza un estilo narrativo que invita a que el lector reflexione sobre lo expuesto, y que se cuestione ciertos hechos a los que alude, sobre todo relacionados con el orden establecido. Este detalle me ha gustado mucho.

Había leído en las reseñas que al final de la novela espera al lector una sorpresa. Me impactó a mi también el giro impuesto a los acontecimientos. Me gustó la manera en que Julio Castedo concluye su obra: no lo vi venir. Es un final triste, pero gracias a él me di cuenta de cuánta simpatía me habían terminado inspirando ambos personajes, y eso es otra muestra de la inteligencia del autor a la hora de trazar la trama.

Conclusión

A estas alturas no hace falta que incida en lo absolutamente recomendable que es esta novela, pero por si acaso, lo repito una vez más. 'El fotógrafo de cadáveres' es corta pero intensa, ambientada en la primera Guerra Mundial. Un episodio de la historia mucho menos explotado por los contadores de historias que el que tuvo lugar pocas décadas después. Sin duda, una de las mejores novelas que he leído este año (me encanta percatarme de cuánto estoy repitiendo esta frase últimamente).

Estoy segura de que gustará tanto a aquellos que lean asiduamente novela ambientada en conflictos armados como a los que no están tan acostumbrados a ello. Los personajes son magníficos, lo mismo que la ambientación, el ritmo, la trama y el final.

Valoración: 9/10
¿Recomendada?: .
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