lunes, 9 de enero de 2017

La terapeuta, Gaspar Hernández








Planeta, 2.014
Premios: ninguno.
Precio: 18,90 €
Adquisición: intercambio.









El autor

Gaspar Hernández es un autor nacido en 1.971. Es periodista. Ha ganado el premio Josep Pla con la novela 'El silencio' (2.009). También ha publicado la novela 'La Terapeuta' (editorial Planeta) y el ensayo periodístico 'El oficio de vivir bien'. Ha escrito regularmente para los periodicos El País, El Periódico de Catalunya y El Punt Avui. En Tv3 ha presentado el programa Bricolatge Emocional y en Catalunya Ràdio conduce actualmente El oficio de vivir, un programa sobre psicología y espiritualidad, premio Ciutat de Barcelona por su “innovación y rigor”, en palabras del jurado.

Sinopsis

Héctor Amat es un actor que padece ansiedad. Después de presenciar por casualidad el asesinato de una joven, se bloquea y no recuerda detalles de lo sucedido. Para mitigar la angustia y recuperar su memoria, Héctor acude a la consulta de la psicóloga Eugenia Llort, la terapeuta que lo atendió después del crimen. Esta relación, en un primer momento profesional, se irá convirtiendo en una relación de dependencia que llegará hasta límites inusuales.

Mi crítica

Tenía bastantes miras puestas en este libro ya que había recibido buenas críticas en algunos blogs que sigo. Quizá fue culpa de las expectativas, aunque me parece poco justo culparlas solo a ellas. Han confluido varios factores que me han hecho incapaz de disfrutar de la novela, de conectar con la lectura. Otro de los motivos que me han impedido tener una experiencia positiva con 'La terapeuta' es que con toda seguridad no elegí bien el momento de comenzar esta obra. Me puse a leerla nada más recibirla: al ser una novela corta pensé que podría ser la lectura idónea.

'La terapeuta', dicho de manera directa y resumida, se me ha hecho repetitiva. De ritmo lento. Es algo que no esperaba encontrar en una novela corta. Cuando llevaba únicamente un cuarto de la obra leída ya me encontraba experimentando problemas para continuar. Se me hizo cuesta arriba desde bien temprano y hasta casi el final. En ningún caso esto es señal de que uno está disfrutando de un libro.

La novela trata fundamentalmente sobre la relación que se establece entre psicóloga y paciente. Eugenia Llort y Héctor Amat. Ella está especializada en pacientes que han vivido una experiencia traumática, y que son incapaces de continuar con sus vidas de manera normal a raíz de este episodio. Héctor sufre estrés postraumático por unos hechos que ni siquiera recuerda con precisión. 

Parece un buen punto de partida para comenzar una novela. Quizá un tanto vago, podría discurrir por mil y un derroteros distintos desde estos hechos. Sin embargo, el modo en que Gaspar Hernández conduce la trama no me terminó de resultar atractivo. Al contrario, se me ha hecho, como ya expuse anteriormente, muy monótona y repetitiva. 

No he conectado en ningún momento con el personaje de Héctor. Tan maniático, tan poca cosa. Un perdedor que está configurado de dicha manera de modo intencionado y que, sin embargo, bajo mi punto de vista, no termina de funcionar. En la novela, a Héctor y a otros personajes les sucede algo muy común en nuestros días: sufren ansiedad. La ansiedad que padece Héctor es mucho más importante, a todos los niveles, que Héctor en sí.

Todos conocemos a alguien que padece de ansiedad, por cuestiones que se nos hacen nimias o que quizá no lo sean tanto. Gaspar Hernández realiza una especie de crítica social a los que dependen de los demás para sentirse bien a través de las nuevas tecnologías y de las redes sociales. El efecto que ejerce la psicóloga en Héctor queda patente desde las primeras páginas y va aumentando a medida que la novela avanza. Llega un momento en que resulta demasiado enfermizo. El lector no llega a comprender por qué sucede y en tan poco espacio de tiempo. Esta obsesión parece ser mutua y faltan piezas para que todo encaje en su sitio.

El estilo narrativo que emplea Gaspar Hernández en su novela es bastante coloquial. Hace mucho uso del estilo indirecto para suplir diálogos que, bajo mi punto de vista, deberían tener más presencia en una novela con las características que presenta 'La terapeuta'. Progresivamente da la sensación de que el protagonista va perdiendo la razón, o al menos eso es lo que parece y lo cierto es que, como lectora, estaba deseando saber a dónde quería llegar el autor con todo esto. Obviamente, algo se escapa, algo que Gaspar Hernández no desea que el lector averigüe hasta que él así lo decida.

En el último cuarto de la novela, por fin, las respuestas que tanto se han ido formulando a lo largo de la novela, tienen cabida. Paulatinamente, cuando el personaje de Eugenia Llort toma las riendas (siempre, eso sí, en omnisciente) de la narración, las piezas van encajando. Me gusta mucho más Eugenia Llort que Héctor Amat, aunque tampoco me ha resultado un personaje especialmente innovador. Me gusta la manera en que Gaspar Hernández resume su vida, todos los pasos que ha ido dando Eugenia para llegar al momento en que Héctor entra en su vida. 

Conclusión

Es una lástima que la resolución haya tardado tanto en llegar. Al menos, bajo mi punto de vista. La mejor parte de 'La terapeuta' es, sin duda, el final y las páginas que lo preceden. No puedo recomendarlo, pero tampoco considero que deba hacer lo contrario. Por muchos motivos esta novela no me ha convencido, pero quizá a otro lector le guste lo que se esconde entre sus páginas. A mi juicio, no es una mala novela, pero no he conectado con el autor ni con su manera de conducir tramas ni de construir personajes. Dudo que vuelva a leer algo escrito por él en un futuro.

3 comentarios:

  1. De esta novela he leído opiniones para todos los gustos y no me he decidido aún. Me dejas con alguna duda nueva y sigo sin decantarme por ella.

    Un besito.

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  2. Es curioso. Que una novela guste mucho a unos y poco a otros. Me entran ganas de leerla para ver qué pasa ahí. Aunque tengo muchas lecturas pendientes, me la apunto. A veces, incluso una crítica negativa puede incitar a la compra del libro. Veremos...

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  3. La descarté enseguida, no me llama nada. Un beso ;)

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