Alianza editorial, 2.004 (primera edición 1.911)
Premios: ninguno
Precio: 8,60 €
Adquisición: a través de BookMooch
"Ya la ciencia para vosotros - dijo Iturrioz - no es una institución con un fin humano, ya es algo más; la habéis convertido en un ídolo".
El autor
Pío Baroja y Nessi nació en San Sebastián en 1.872 siendo uno de los miembros más destacados de la Generación del 98. Además, era médico.
Nació en el seno de una de las familias más distinguidas y conocidas en su ciudad, relacionada estrechamente con el periodismo y los negocios de imprenta.
El padre de los Baroja, Serafín, era ingeniero de minas del Estado, lo que llevó a la familia a constantes cambios de residencia por toda España. Esto inculcó al futuro novelista la afición a los viajes y le permitió conocer bien el país, pero lo transformó en un desarraigado. Pío Baroja se aficionó a la literatura mientras era joven, habiendo devorado buena parte de la literatura contemporánea desde el siglo XVIII después de leer algunos clásicos juveniles. En 1.891 terminó la carrera de medicina. Sus obras más conocidas forman la trilogía 'La raza', compuesta por 'El árbol de la ciencia' (1.911), 'La dama errante' (1.908) y 'La ciudad de la niebla' (1.909).
Sinópsis
La vida de Andrés Hurtado es relatada desde el comienzo de sus estudios de medicina hasta que encuentra el equilibrio entre su felicidad y su realización como profesional. Pero no será fácil: una facultad agria, una familia poco afectuosa y unos amigos nada generosos propiciarán en él el más absoluto odio por los hombres. Sólo junto a Lulú, una muchacha atrevida, nada agraciada pero inteligente y que rebosa ternura, encuentra Andrés Hurtado cierta felicidad.
Mi crítica
Esta es la segunda vez que leo algo de Pío Baroja. Hace unos años me estrené con 'Las noches del buen retiro', novela no muy conocida del autor que me gustó sin llegar a encantarme.
'El árbol de la ciencia' me ha conquistado en ciertos aspectos, pero no he conseguido ir mucho más allá. La estructura narrativa, en ambas novelas, son muy similares y una me recordó a la otra constantemente: un fresco del Madrid castizo de la época y de sus costumbres, un protagonismo compartido y un gran número de personajes.
La verdad es que Pío Baroja destaca por su manera de expresarse, de escribir. Tenía las cosas muy claras con respecto a las grandes cuestiones que imperaban en su tiempo, y no presentaba ningún reparo a la hora de airearlas. Las ideas que menciona en su novela más afamada y el modo en que las aborda son interesantes y destacables. Estoy de acuerdo con él en la gran mayoría de los aspectos.
Pío Baroja habla de los madrileños de aquella época -que no son tan distintos a los de hoy- y sus diferencias con respecto a los habitantes de las distintas provincias adyacentes. Habla de republicanos y de monárquicos, critica ciertas formas de hacer política que podrían incluso ser aplicada a la de nuestros tiempos... leyendo 'El árbol de la ciencia' me doy cuenta de lo poco que ha cambiado la forma de ser y de pensar de la gente en tantos años transcurridos desde que esta novela vio la luz. Por muchos adelantos que se hayan producido y por muy moderna que esta sociedad se crea, hay cosas que parece nunca cambiarán.
Al principio, Pío Baroja presenta a los personajes. Pero me chocó el modo en que lo hacía: siempre son más los rasgos negativos que los positivos en el carácter de los que intervienen en 'El árbol de la ciencia'. Los defectos son exaltados de una manera un tanto exagerada. Son pocos los personajes con buen corazón, ingenuos o sinceros. El universo descrito en 'El árbol de la ciencia' es cruel, desangelado. Me dio la impresión de que el autor estaba muy desencantado con el mundo.
En cambio, las presentaciones físicas de los personajes suelen ser vagas: Pío Baroja apenas dibuja unos cuantos trazos en cada personaje, aunque se las ingenia para que el lector no tenga que recurrir a su propia imaginación para completar la visión de un personaje. Algunas escenas descritas en 'El árbol de la ciencia' son ciertamente muy, muy castizas. Casi anécdotas que son divertidas y curiosas, pero que sólo se quedan en ello porque la mayoría de personajes que intervienen en ellas no son importantes en el transcurso de la novela.
Pío Baroja emplea un lenguaje correcto y sencillo al mismo tiempo. Esto me sorprendió: pensé que sería un escritor mucho más inaccesible, por así decirlo, en lo que respecta a su prosa. Me gustó mucho comprobar (aunque ya lo había hecho previamente en 'Las noches del buen retiro') que me equivocaba.
Las conversaciones que adquieren tintes filosóficos entre Andrés Hurtado y el doctor Iturrioz sobre temas trascendentales son sin duda el gran atractivo de esta novela. Se cita a grandes pensadores de aquella época. Kant, por ejemplo, es sinónimo de pura practicidad. A principios de siglo había muchas esperanzas puestas en la ciencia, quizá incluso más que ahora. Pensaban que quedaba mucho camino por recorrer, pero no les asustaba trabajar duramente con tal de progresar.
Lo peor de 'El árbol de la ciencia' es, en mi opinión, que el argumento está muy poco definido. A medida que va avanzando la novela las páginas adquieren un tinte más profundo y complejo. En estas "discusiones" o diálogos -muy buenos, por cierto-, el argumento queda relegado a un segundo plano. Es como un paréntesis en esta ya de por sí poco definida trama. Mi problema fue que, a medida que leía, no sabía muy bien por dónde iba la historia protagonizada por Andrés Hurtado.
Este estudiante que se convierte en médico acepta un trabajo en Alcolea del Campo, un pueblo ficticio ubicado en la más profunda Castilla La Macha, lugar en el que no es bien recibido.
Destaco la siguiente frase que, como mínimo, da que pensar:
"Las costumbres de Alcolea eran españolas puras; es decir, de un absurdo completo en el que la gente se resigna con lo que tiene y no hay solidaridad alguna".
Andrés Hurtado no desea someterse a las absurdas costumbres que imperan en el pueblo, y es ahí donde reside uno de los mayores conflictos argumentales de la novela, y en mi opinión, hablando en este plano, uno de los más interesantes.
Pero incluso en 'El arbol de la ciencia', en la que el cinismo campa a sus anchas, hay hueco para el amor y la amistad sinceros.
El final cierra el círculo iniciado al comienzo del 'El árbol de la ciencia': vuelven a aparecer viejos personajes de los que el lector no tenía noticia desde hacía decenas de páginas y todo vuelve al lugar desde el que partió. Andrés Hurtado lo único que desea es ser libre. El mejor personaje, sin duda: completo, inteligente y de buen corazón. Un hombre que desea vivir a su manera, y que finalmente lo consigue, de algún modo.
Conclusión
'El árbol de la ciencia' podría describirse con dos palabras: filosofía y ciencia.
De eso trata la novela más famosa de Pío Baroja.
A medida que el final se iba acercando pude disfrutar de esta novela más, pero no he llegado a engancharme en ningún momento a su lectura.
Me ha gustado leerla, pero el hecho de que el argumento estuviera en muchas ocasiones relegado a un segundo plano no me ha terminado de convencer.
La recomiendo a todos aquellos amantes de la filosofía, a los que les apetezca leer un clásico o una lectura un poquito más compleja que otras y a los que deseen adentrarse en aquel Madrid castizo de principios de siglo en el que modernidad y tradición peleaban por conquistar a sus habitantes.
Valoración: 7/10
¿Recomendada?: Sí.
Es un autor que tengo pendiente desde hace tiempo =)
ResponderEliminarBesotes
tuve que leer este libro en el insti y me resultó muy pesado, pensé que nunca se acababa, supongo que no sería el momento y que una lectura obligatoria siempre hace que disfrutes menos, quizás ahora lo vería desde otra perspectiva
ResponderEliminarbesos
De este autor solo he leído El mundo es ansi, fue una lectura obligatoria de la universidad y la verdad es que no la disfruté en absoluto.
ResponderEliminarAl igual que a ti con este libro no llegó a engancharme en ningún momento.
Besitos.
Me encantó este libro. Lo descubrí gracias a una profesora de literatura y he releído un par de veces (o siete) alguna de sus partes.
ResponderEliminarMe pierden los clásicos.
Besos
Pues a mí me parece un buen libro. La parte que has citado es excelente, y la portada me encanta.
ResponderEliminarEste libro no lo he leído, pero sí algunos de este autor, por la carrera de Filología.
ResponderEliminarUn beso.
No me acuerdo mucho del libro, sólo que lo tuve que leer en el instituto, y la verdad es que sí que me gustó. Un poco pesado a veces, pero un buen libro en general.
ResponderEliminarBesos!!